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Promesas


Promesas dadas por Nuestro Señor a Santa Gertrudis, a Santa Matilde, y a Sor María de San Pedro, para los devotos de su Santo Rostro.


1. «Recibirán en ellos, por la impresión de mi Humanidad, una irradiación brillante de Mi Divinidad, y serán tan iluminados por ella en lo más adentro de sus almas, que, por su parecido con Mi Rostro, brillarán con un brillo que sobrepasará el de muchos otros en la vida eterna» (Santa Gertrudis, Libro IV, Cap. VII).


2. Santa Matilde pedía al Señor que aquellos que celebren la memoria de Su dulce Rostro no andasen por la vida privados de Su amable compañía. Jesús la respondió: «Ninguno de ellos andará separado de mí» (Santa Matilde, Libro I, Cap. XII).


3. «Nuestro Señor me ha prometido de dejar su huella en las almas que honraran Su Santísimo Rostro dejando en ellas los rasgos de su semejanza divina». (Sor María de San Pedro, 21 Enero de 1844).


4. «Por Su Santo Rostro harán prodigios». (27 de octubre de 1845).


5. «Por mi Santo Rostro obtendrás la salvación de muchos pecadores. Nada de lo que pidas haciendo este ofrecimiento te será negado. Si supieras cuán agradable mi Rostro es a mi Padre!» (22 de noviembre de 1846).


6. «Así como en un reino puedes procurar todo lo que deseas a través de una moneda grabada con la efigie del rey, en el Reino de los Cielos obtendrás todo lo que desees con la moneda preciosa de Mi Divino Rostro» (29 de octubre de 1845).


7. «Todos aquellos que honren Mi Santo Rostro con espíritu de reparación, harán con Él la obra misma de la Verónica» (27 de octubre de 1845)


8. «Según el cuidado que pongas en reparar mi Rostro desfigurado por las blasfemias, así cuidaré del tuyo, desfigurado por el pecado. Reimprimiré en él mi imagen y la embelleceré como al salir de la pila bautismal» (3 de noviembre  1845).


9. «Nuestro Señor me ha prometido –dijo también Sor María– para todos aquellos que defiendan su causa en esta obra de reparación, con palabras, con oraciones o por escritos, que Él los defenderá ante su Padre; a su muerte purificará sus almas borrando todas las manchas del pecado y les devolverá su belleza primitiva» (12 de marzo de 1846).