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Milagro Eucarístico de Buenos Aires, Argentina, 1996

[Texto tomado de la página web de Arguments.es y fotografía obtenida en la página web de la JEMJ]

Alguien había abandonado una Sagrada Forma. El sacerdote, en lugar de consumirla, decidió colocarla en un recipiente con agua en el Sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento, esperando que se disolviera. Pero pocos días después, la Hostia se había convertido en una sustancia sanguinolenta. Examinada científicamente, resultó ser una muestra de un corazón humano vivo, sometido a estrés severo (traumatizado o golpeado), que no podía ser, científicamente, que se hubiera mantenido en agua conservando sus células con vida. El laboratorio informó además de que la muestra de tejido parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.


El cardiólogo forense que la analizó, dijo:


«El material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas. Este músculo es responsable de la contracción del corazón. Hay que tener en cuenta que el ventrículo cardíaco izquierdo bombea sangre a todas las partes del cuerpo. El músculo cardíaco está en una condición inflamatoria y contiene un gran número de células blancas de la sangre. Esto indica que el corazón estaba vivo en el momento en que se tomó la muestra. Mi argumento es que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo. Él requiere de un organismo vivo para mantenerlo. Por lo tanto, su presencia indica que el corazón estaba vivo cuando se tomó la muestra. Lo que es más, estas células blancas de la sangre habían penetrado el tejido. Lo que indica, además, que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho».


Se lo dijeron luego de los análisis [de dónde procedía la Muestra], y quedaron asombrados. 


Mostraron que la Hostia se había transformado en una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón, de una persona de aproximadamente 30 años, cuya sangre era del grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado. Concluyeron que las características de la sangre del milagro de Buenos Aires, resultaban coincidentes con las de la sangre de la Sábana Santa de Turín, del Santo Sudario de Oviedo, y de la también Hostia sangrante del milagro de Lanciano (Italia). Además, coinciden en afirmar que:


– las muestras corresponden a la misma persona, 

– que nació y vivió en Medio Oriente, 

– que la carne es actualmente un tejido que está vivo a pesar de los años.