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El exorcismo de Anneliese Michel.



Cuando esta joven de dieciséis años de una piadosa familia alemana fue repentinamente afligida por una posesión demoníaca, el demonio (durante un exorcismo ordenado por el obispo local) fue obligado a decir lo siguiente: 


«La cosa (Hostia Consagrada) no se debe colocar en las manos. Los sacerdotes deben tener valor. Los laicos no deben distribuirla.


»Durante la distribución de esa cosa (Santa Comunión) deben arrodillarse. Por mandato de aquella (señalando una estatua de la Virgen que estaba cerca) la Comunión en la mano debe abolirse porque es obra mía. El obispo debe prohibir la Comunión en la mano, si lo puede lograr».