SECCIÓN - ÍNDICE


Biblia de la Conferencia Episcopal Española


Proverbios


1 | 2 | 3 | 4 | 5 | 6 | 7 | 8 | 9 | 10 | 11 | 12 | 13 | 14 | 15 | 16 | 17 | 18 | 19 | 20 | 21 | 22 | 23 | 24 | 25 | 26 | 27 | 28 | 29 | 30 | 31 |

11Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: 2Para aprender sabiduría y doctrina, | para entender sentencias inteligentes, 3para adquirir disciplina y sensatez, | derecho, justicia y rectitud; 4para enseñar sagacidad al inexperto, | saber y reflexión al muchacho 5(lo escucha el sensato y aumenta su saber, | el prudente adquiere habilidad); 6para entender proverbios y dichos, | sentencias de sabios y enigmas. 7El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, | los necios desprecian la sabiduría y la disciplina. 8Escucha, hijo mío, los consejos de tu padre, | no rechaces la instrucción de tu madre: 9pues serán diadema en tu cabeza, | como una gargantilla en tu cuello. 10Hijo mío, no te dejes seducir, | no accedas a gente sin escrúpulos. 11Si te dicen: «Ven con nosotros, | preparemos emboscadas mortales, | acechemos sin motivo al honrado; 12lo tragaremos vivo, como el Abismo, | entero, como quien baja a la tumba; 13nos haremos con grandes riquezas, | llenaremos de botín nuestra casa; 14comparte tu suerte con nosotros, | haremos bolsa común». 15Tú, hijo mío, no sigas su camino, | aparta tus pies de su senda, 16pues sus pies corren tras el mal, | se apresuran a derramar sangre. 17Mas en vano se ponen redes | cuando son vistas por las aves. 18Sus emboscadas les resultarán mortales, | atentarán contra su propia vida. 19Este es el fin de los codiciosos: | los mata su propia codicia. 20La sabiduría pregona por las calles, | en las plazas levanta la voz; 21grita en lugares concurridos, | en la plaza pública proclama: 22 «¿Hasta cuándo, ignorantes, amaréis la ignorancia, | y vosotros, insolentes, recaeréis en la insolencia, | y vosotros, necios, rechazaréis el saber? 23Prestad atención a mis razones, | derramaré mi espíritu sobre vosotros, | quiero comunicaros mis palabras. 24Os llamé, y vosotros rehusasteis; | extendí mi mano y la rechazasteis; 25despreciasteis mis consejos, | no aceptasteis mis advertencias. 26Pues bien, yo me reiré de vuestra desgracia, | me burlaré cuando os alcance el terror. 27Cuando os alcance como tormenta el terror, | cuando os llegue como huracán la desgracia, | cuando os alcancen la angustia y la aflicción, 28me llamaréis, pero no os escucharé; | me buscaréis, pero no me encontraréis. 29Por haber menospreciado el saber | y no querer temer al Señor, 30por no aceptar mis consejos | y despreciar mis reprensiones, 31comerán el fruto de su conducta, | se hartarán de los planes que hicieron. 32La indisciplina matará a los irreflexivos, | la indolencia acabará con los necios; 33mas quien me escucha vivirá tranquilo, | seguro y sin temor a la desgracia».

21Hijo mío, si aceptas mis palabras, | si quieres conservar mis consejos, 2si prestas oído a la sabiduría | y abres tu mente a la prudencia; 3si haces venir a la inteligencia | y llamas junto a ti a la prudencia; 4si la procuras igual que el dinero | y la buscas lo mismo que un tesoro, 5comprenderás lo que es temer al Señor | y alcanzarás el conocimiento de Dios. 6Porque el Señor concede sabiduría, | de su boca brotan saber e inteligencia; 7atesora acierto para el hombre recto, | es escudo para el de conducta intachable; 8custodia la senda del honrado, | guarda el camino de sus fieles. 9Entonces podrás comprender | justicia, derecho y rectitud, | el camino que lleva a la felicidad: 10la sabiduría penetrará en tu mente | y te agradará el saber. 11La perspicacia cuidará de ti, | la prudencia te protegerá; 12te librará del mal camino, | del hombre perverso, 13que abandona la senda recta | para ir por caminos tenebrosos; 14que goza haciendo el mal, | complacido en sus perversas ideas; 15que va por rumbos tortuosos | y sigue caminos extraviados. 16Te librará de la mujer extraña, | de la desconocida seductora, 17que abandonó al amigo de su juventud | y olvidó la alianza de su Dios. 18Su casa se ladea hacia la muerte, | sus sendas hacia la tierra de las sombras. 19Los que entran allí no vuelven, | no dan con la senda de la vida. 20Sigue, pues, el buen camino, | imita la conducta del honrado, 21pues los rectos habitarán la tierra | y los íntegros permanecerán en ella; 22pero los malvados serán arrancados, | los canallas, extirpados de ella.

31Hijo mío, no olvides mi enseñanza, | guarda en el corazón mis preceptos, 2pues te traerán largos días, | años de vida y prosperidad. 3Que no te dejen la bondad y la lealtad, | llévalas colgadas al cuello, | grábalas bien en el corazón: 4alcanzarás favor y aceptación | lo mismo ante Dios que ante los hombres. 5Confía en el Señor con toda el alma, | no te fíes de tu propia inteligencia; 6cuenta con él cuando actúes, | y él te facilitará las cosas; 7no te las des de sabio, | teme al Señor y evita el mal: 8será salud para tu cuerpo, | medicina para tus huesos. 9Honra a Dios con tus riquezas, | con la primicia de todas tus cosechas: 10tus graneros se colmarán de grano, | rebosarán mosto tus lagares. 11Hijo mío, no rechaces la reprensión del Señor, | no te enfades cuando él te corrija, 12porque el Señor corrige a los que ama, | como un padre al hijo preferido. 13Dichoso el que encuentra sabiduría, | el hombre que logra inteligencia: 14adquirirla vale más que la plata, | es más provechosa que el oro 15y más valiosa que las perlas; | no se le comparan las joyas. 16En la diestra trae largos años, | honor y riquezas en la izquierda; 17sus caminos son deleitosos, | todas sus sendas prosperan; 18es árbol de vida para quienes la acogen, | son dichosos los que se aferran a ella. 19El Señor cimentó la tierra con sabiduría | y afirmó el cielo con inteligencia; 20con su saber se abren los veneros | y las nubes destilan rocío. 21Hijo mío, no las pierdas de vista, | conserva la prudencia y la reflexión: 22serán ellas tu aliento vital, | serán el adorno de tu cuerpo. 23Así caminarás confiado | y no tropezará tu pie. 24Podrás descansar sin temor, | dormir con un sueño relajado. 25No temerás el terror repentino | ni el ataque de los malvados cuando llegue, 26pues el Señor estará a tu lado | y librará tu pie de la trampa. 27No niegues un favor a quien lo necesita, | si está en tu mano concedérselo. 28Si tienes, no digas al prójimo: | «Anda, vete; mañana te lo daré». 29No trames daños contra tu prójimo, | mientras vive confiado a tu lado; 30no pleitees con nadie sin motivo, | si no te ha hecho daño alguno; 31no envidies al hombre violento, | ni trates de imitar su conducta, 32porque el Señor detesta al perverso | y pone su confianza en los honrados; 33el Señor maldice la casa del malvado | y bendice la morada del justo; 34el Señor se burla de los burlones | y concede su gracia a los humildes. 35Los sabios heredan honores, | los necios acumulan deshonra.

41Escuchad, hijos, la instrucción paterna; | prestad atención y adquirid inteligencia. 2Os transmito un saber excelente, | no abandonéis mi enseñanza. 3También yo fui un hijo para mi padre, | querido cual unigénito para mi madre; 4mi padre me instruía diciéndome: | «Guarda mis palabras en tu corazón, | observa mis mandatos y vivirás». 5Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; | no la olvides, ni dejes mis consejos; 6no la abandones y ella te cuidará, | ámala y te protegerá. 7El comienzo de la sabiduría es adquirirla, | con todos tus haberes compra prudencia; 8conquístala, y te hará noble; | abrázala, y te colmará de honores; 9te tocará con hermosa diadema, | te ceñirá una espléndida corona. 10Escucha, hijo mío, recibe mis palabras, | y aumentarán los años de tu vida. 11Te instruiré en el camino de la sabiduría, | te guiaré por la senda recta; 12al caminar, serán ágiles tus pasos; | cuando corras, no tropezarás; 13agárrate a la instrucción, no la sueltes; | consérvala, que en ello te va la vida. 14No transites por rutas de malvados, | no pises el camino de los perversos; 15déjalo a un lado, no cruces por él; | apártate de él, pasa de largo. 16Los malvados no duermen si no hacen el mal, | pierden el sueño si no acaban con alguien; 17se hartan de crímenes como de pan, | se embriagan de violencia como de vino. 18La senda del justo es aurora luminosa, | crece su luz hasta hacerse mediodía; 19mas los malvados caminan en tinieblas, | y no saben dónde tropiezan. 20Hijo mío, atiende a mis palabras, | presta atención a mis razones; 21nunca las pierdas de vista, | guárdalas en tu corazón, 22pues dan vida a quien las encuentra, | proporcionan salud a su cuerpo. 23Sobre todo, vigila tus intenciones, | pues de ellas brota la vida. 24Aparta de tu boca la maledicencia, | aleja la mentira de tus labios; 25mira siempre de frente, | que no se desvíe tu mirada. 26Mira dónde pones los pies | y será seguro tu camino; 27No te desvíes a derecha ni a izquierda, | aparta tus pasos de la maldad.

51Hijo mío, atiende a mi sabiduría, | presta atención a mi experiencia, 2de ese modo serás reflexivo | y tus labios sabrán lo que dicen. 3La seductora tiene miel en los labios, | sus palabras son más suaves que el aceite, 4pero al final son amargas como ajenjo, | letales como espada de dos filos. 5Corren sus pies hacia la muerte, | sus pasos se encaminan al Abismo; 6le da igual el camino de la vida, | no le importa que su senda se extravíe. 7Así pues, hijo mío, escúchame, | no rechaces los consejos que te doy: 8aleja de ella tu camino, | no te acerques a la puerta de su casa, 9pues cederías a otros tu honor, | tu dignidad a gente implacable. 10Así no gozarán extraños de tus bienes, | ni tu renta acabará yendo a casa ajena. 11Al final acabarías lamentándolo, | con tu cuerpo y tu carne agotados. 12Pensarás: «¿Por qué rechacé la disciplina, | por qué mi corazón despreció la corrección? 13¿Por qué no escuché a mis maestros | y no hice caso a mis preceptores? 14Me he encontrado al borde de la ruina | en medio de la asamblea convocada». 15Bebe agua de tu propia cisterna, | la que mana dentro de tu pozo. 16¿Se derramarán tus fuentes por la calle, | se perderán tus arroyos por las plazas? 17Guárdalos solo para ti, | no los compartas con extraños. 18Sea bendita tu fuente, | goza de la esposa de tu juventud: 19cierva encantadora, graciosa gacela, | que siempre te embriaguen sus caricias, | que de continuo te deleite su amor. 20No busques, hijo, deleite en la seductora, | no cedas al abrazo de una desconocida; 21que el Señor vigila la conducta del hombre, | observa atento todos sus pasos. 22Su propia maldad atrapa al malvado, | queda preso en los lazos de su pecado; 23morirá por no dejarse corregir, | tanta insensatez lo perderá.

61Hijo mío, si sales fiador de tu vecino, | si das la mano en favor de un extraño; 2si te has enredado con tus palabras, | dejándote atrapar por ellas, 3haz esto, hijo mío, para librarte | (pues caíste en manos de tu vecino): | ve, insiste, importúnalo, 4no concedas sueño a tus ojos | ni des reposo a tus párpados: 5escapa como gacela de la trampa, | como pájaro de la red del cazador. 6Ve a observar a la hormiga, perezoso, | fíjate en sus costumbres y aprende. 7No tiene capataz, | ni jefe ni inspector; 8pero reúne su alimento en verano, | recopila su comida en la cosecha. 9¿Hasta cuándo dormirás, perezoso?, | ¿cuándo te sacudirás la modorra? 10Un rato duermes, otro dormitas, | cruzas los brazos y a descansar. 11¡Y te llega la miseria del vagabundo, | te sobreviene la pobreza del mendigo! 12El hombre malvado y perverso | anda con el engaño en la boca; 13guiña los ojos, menea los pies, | va haciendo gestos con los dedos; 14maquina desatinos, planea maldades, | provoca continuas peleas. 15Por eso, de pronto, llega su ruina, | su caída, de repente y sin remedio. 16Seis cosas detesta el Señor, | y una séptima aborrece del todo: 17ojos altaneros, lengua mentirosa, | manos que derraman sangre inocente, 18corazón que maquina planes perversos, | pies que se apresuran tras la maldad, 19testigo falso que proclama mentiras | y hombre que siembra discordias entre hermanos. 20Atiende, hijo, la instrucción de tu padre, | no rechaces la enseñanza de tu madre. 21Llévalas siempre en tu corazón, | cuélgalas en torno a tu cuello: 22cuando camines serán tu guía, | velarán junto a ti cuando duermas, | hablarán contigo cuando despiertes. 23Lámpara es la instrucción y luz la enseñanza, | camino de vida la reprensión que corrige. 24Te protegerán de la mala mujer, | de la lengua seductora de la extraña. 25Que tu corazón no ansíe su hermosura, | no dejes que te atrapen sus miradas; 26con la prostituta basta un trozo de pan, | mas la mujer casada pretende apoderarse de la vida del varón. 27¿Puede alguien meter fuego en su seno | sin que así se le queme la ropa? 28¿Puede alguien andar sobre brasas | sin que así se le quemen los pies? 29Pues lo mismo el que se acerque a la mujer del prójimo: | no quedará indemne quien la toque. 30¿No es despreciado un ladrón cuando roba, | aunque sea para saciar el hambre? 31Si le pillan, pagará siete veces, | tendrá que dar todo su patrimonio. 32Quien comete adulterio carece de juicio, | arruina su vida quien actúa de ese modo; 33cosechará golpes e insultos, | nunca se borrará su infamia. 34Los celos enfurecerán al marido, | no perdonará el día de la venganza; 35no se avendrá a compensaciones, | ni las querrá por generosas que sean.

71Hijo mío, conserva mis palabras, | guarda como tesoro mis mandatos; 2conserva mis mandatos y vivirás, | mi enseñanza como la niña de tus ojos. 3Átalos a tus dedos, | grábalos en tu corazón. 4Considera a la Sabiduría como hermana tuya, | y llama pariente a la inteligencia: 5te guardará de la mujer seductora, | de la desconocida que embelesa. 6Estaba en la ventana de mi casa, | observando a través de las rejas; 7miraba a un grupo de inexpertos, | cuando vi entre todos los jóvenes | a un muchacho falto de juicio. 8Atravesaba la calle, cerca de una esquina, | e iba directo hacia la casa de ella. 9Era al anochecer, cuando muere el día, | cuando oscurece y se acerca la noche. 10En esto se le acerca la mujer, | con ropas y ademanes de ramera: 11una mujer descarada e insolente, | cuyos pies no paran en casa; 12en la calle o en la plaza, | en cada esquina se pone al acecho. 13Abraza al joven y lo besa, | lo mira con descaro y le dice: 14«Tengo preparado un sacrificio, | pues hoy cumplo mi promesa; 15por eso he salido a tu encuentro, | ansiosa, y al fin te he encontrado. 16He cubierto mi lecho de sábanas, | de telas estampadas de Egipto; 17he perfumado mi lecho | con mirra, áloe y nardo. 18Vamos a embriagarnos de caricias hasta el alba, | a saciarnos de los placeres del amor; 19mi marido no está en casa, | ha salido para un largo viaje; 20se ha llevado la bolsa del dinero, | hasta la luna llena no vuelve». 21Lo seduce con palabras cariñosas, | lo conquista con labios lisonjeros; 22y el infeliz le sigue los pasos, | lo mismo que un buey al matadero, | como ciervo atrapado en el lazo, 23hasta que una flecha le traspasa el hígado; | como pájaro se precipita en la red, | sin saber que se juega la vida. 24Y ahora, hijo mío, escúchame, | presta atención a mis palabras; 25no se extravíe tu corazón por sus caminos, | no vayas a perderte por sus sendas, 26pues ella ha acabado con muchos, | sus víctimas son incontables. 27Su casa conduce al Abismo, | se hunde en la morada de la muerte.

81Oíd, la sabiduría pregona, | la inteligencia levanta su voz, 2en los montículos, al borde del camino, | de pie, a la vera de las sendas; 3junto a las puertas de la ciudad, | pregonando en las vías de acceso: 4«A vosotros os llamo, señores; | a los humanos dirijo mi voz: 5inexpertos, aprended sagacidad; | necios, adquirid buen juicio. 6Escuchad, que os hablo con franqueza, | mis labios rebosan sinceridad; 7mi paladar saborea la verdad, | mis labios detestan el mal; 8todas mis palabras son honestas, | nada en ellas es pérfido o falso; 9son claras para el que sabe entender, | son rectas para quien tiene conocimiento. 10Aceptad mi instrucción, no la plata; | el conocimiento mejor que el oro fino, 11pues la sabiduría vale más que las perlas, | ninguna joya se la puede comparar. 12Yo, la sabiduría, habito con la prudencia | y busco la compañía de la reflexión. 13(Quien teme al Señor odia el mal). | Detesto el orgullo y la soberbia, | la mala conducta y la boca falsa; 14poseo el buen consejo y el acierto, | mías son la prudencia y el valor; 15por mí reinan los reyes, | y los príncipes promulgan leyes justas; 16por mí gobiernan los gobernantes, | y los nobles dan sentencias justas; 17yo amo a los que me aman, | los que madrugan por mí me encuentran; 18yo traigo riqueza y honor, | fortuna copiosa y prosperidad; 19mi fruto es mejor que el oro puro, | y mi renta vale más que la plata; 20camino por sendero justo, | por las sendas del derecho, 21para legar riquezas a mis amigos | y colmar todos sus tesoros. 22El Señor me creó al principio de sus tareas, | al comienzo de sus obras antiquísimas. 23En un tiempo remoto fui formada, | antes de que la tierra existiera. 24Antes de los abismos fui engendrada, | antes de los manantiales de las aguas. 25Aún no estaban aplomados los montes, | antes de las montañas fui engendrada. 26No había hecho aún la tierra y la hierba, | ni los primeros terrones del orbe. 27Cuando colocaba los cielos, allí estaba yo; | cuando trazaba la bóveda sobre la faz del abismo; 28cuando sujetaba las nubes en la altura, | y fijaba las fuentes abismales; 29cuando ponía un límite al mar, | cuyas aguas no traspasan su mandato; | cuando asentaba los cimientos de la tierra, 30yo estaba junto a él, como arquitecto, | y día tras día lo alegraba, | todo el tiempo jugaba en su presencia: 31jugaba con la bola de la tierra, | y mis delicias están con los hijos de los hombres. 32Por tanto, hijos míos, escuchadme: | dichosos los que siguen mis caminos; 33escuchad la instrucción, | no rechacéis la sabiduría. 34Dichoso el hombre que me escucha, | velando día a día en mi portal, | guardando las jambas de mi puerta. 35Quien me encuentra, encuentra la vida | y alcanza el favor del Señor. 36Quien me pierde se arruina a sí mismo; | los que me odian aman la muerte».

91La sabiduría se ha hecho una casa, | ha labrado siete columnas; 2ha sacrificado víctimas, | ha mezclado el vino | y ha preparado la mesa. 3Ha enviado a sus criados a anunciar | en los puntos que dominan la ciudad: 4«Vengan aquí los inexpertos»; | y a los faltos de juicio les dice: 5«Venid a comer de mi pan, | a beber el vino que he mezclado; 6dejad la inexperiencia y viviréis, | seguid el camino de la inteligencia». 7Quien corrige al insolente recibe insultos; | quien reprende al malvado, desprecios. 8No corrijas al insolente, que te odiará; | reprende al sensato y te querrá; 9instruye al sabio, y será más sabio; | enseña al honrado, y aprenderá. 10El comienzo de la sabiduría es el temor del Señor, | conocer al Santo implica inteligencia. 11Por mí prolongarás tus días, | se añadirán años a tu vida; 12si eres sensato, lo serás en tu provecho; | si te burlas, solo tú lo pagarás. 13La mujer necia es bullanguera, | la ingenua no tiene vergüenza; 14se sienta a la puerta de su casa, | en un asiento que domina la ciudad, 15para gritar a la gente que pasa, | a los que van derechos por el camino: 16«Vengan aquí los inexpertos; | quiero hablar a los faltos de juicio. 17El agua robada es más dulce; | el pan a escondidas, más sabroso». 18Y no saben que en su casa están las sombras, | que sus invitados bajan a lo hondo del Abismo.

101Hijo sensato, alegría de su padre; | hijo necio, tristeza de su madre. 2Tesoros injustos de nada sirven, | mas la justicia libra de la muerte. 3El Señor no deja que el justo pase hambre, | pero rechaza la codicia del malvado. 4Manos perezosas generan pobreza; | brazos diligentes, riqueza. 5Hombre prudente recoge en verano, | quien duerme durante la cosecha se abochorna. 6La cabeza del honrado atrae bendiciones, | la boca del malvado encubre violencia. 7El recuerdo del justo es bendito, | el nombre del malvado se extingue. 8El hombre juicioso acepta el mandato, | el que habla necedades se pierde. 9Hombre sincero camina seguro, | hombre retorcido queda al descubierto. 10Guiñar el ojo acarrea pesares, | reprender con franqueza es buen remedio. 11Manantial de vida es la boca del justo, | pero la boca del malvado encubre violencia. 12El odio provoca reyertas, | el amor disimula las ofensas. 13En labios prudentes hay sabiduría, | la espalda del necio se mide con la vara. 14El sabio atesora saber, | la boca del necio es ruina inminente. 15La fortuna del rico es su baluarte, | la miseria es la ruina del pobre. 16El salario del honrado es la vida; | la ganancia del malvado, el fracaso. 17Quien se deja instruir se encamina a la vida, | quien rechaza la reprensión se extravía. 18Labios embusteros encubren el odio, | quien difunde calumnias es un insensato. 19Quien mucho habla no escapa al pecado, | quien refrena los labios se llama sensato. 20Plata de ley la boca del honrado, | mente perversa no sirve de nada. 21Labios honrados apacientan a muchos, | la falta de juicio mata a los necios. 22La bendición del Señor enriquece, | junto a ella el esfuerzo no es nada. 23El necio se divierte haciendo trampas; | el hombre prudente, con la sabiduría. 24Al malvado le sucede lo que teme, | al honrado se le da lo que desea. 25La tempestad arrebata al malvado, | el honrado está firme para siempre. 26Vinagre a los dientes, humo a los ojos: | el holgazán que recibe un encargo. 27Quien teme al Señor prolonga la vida, | los años del malvado se acortan. 28La esperanza sonríe a los honrados, | la ilusión del malvado fracasa. 29El Señor es refugio del honrado, | y acarrea la ruina al malhechor. 30El honrado jamás vacilará, | el malvado no habitará la tierra. 31De boca honrada brota sabiduría, | la lengua tramposa será cercenada. 32Labios honrados destilan agrado, | de la boca del malvado brota el engaño.

111El Señor detesta la balanza engañosa, | los pesos exactos lo complacen. 2Tras la soberbia llega la vergüenza, | con los humildes está la sabiduría. 3La integridad guía a los honrados, | la falsedad descarría a los malvados. 4La riqueza es inútil el día del castigo, | pero la justicia salva de la muerte. 5La honradez del justo le allana el camino, | el malvado caerá en su propia maldad. 6La rectitud salva a los honrados, | la codicia acaba con los ruines. 7Muere el malvado y muere su esperanza, | acaba la confianza que puso en las riquezas. 8El honrado se libra del peligro, | y el malvado entra en su lugar. 9La boca del malvado arruina a su prójimo, | el honrado se pone a salvo porque lo sabe. 10Si el justo prospera, se alegra la ciudad, | y si se arruina el malvado, hace fiesta. 11Por la bendición de los rectos prospera la ciudad, | por la boca de los malvados se arruina. 12El insensato desprecia a su prójimo, | el hombre prudente se calla. 13El chismoso desvela secretos, | el que es de fiar los guarda. 14Pueblo sin gobernantes se hunde, | con muchos consejeros se salva. 15Quien fía a un extraño sale perjudicado, | quien evita las fianzas vive tranquilo. 16Mujer hermosa se hace respetar, | los valientes conservan sus riquezas. 17El hombre bueno se beneficia de su bondad, | el hombre cruel se destroza a sí mismo. 18La cosecha del malvado resulta engañosa, | quien siembra honradez tiene paga segura. 19Quien obra rectamente va derecho a la vida, | quien va tras la maldad camina hacia la muerte. 20El Señor detesta el corazón perverso, | se muestra complacido en la conducta limpia. 21El malvado no escapará al castigo, | el linaje del honrado se salvará. 22Como anillo de oro en jeta de puerco | es mujer hermosa falta de seso. 23El deseo del honrado se cumple, | la esperanza del malvado se malogra. 24Hay quien es generoso y se enriquece, | quien ahorra injustamente y empobrece. 25El hombre generoso prosperará, | quien alivia la sed será saciado. 26El pueblo maldice al que acapara trigo; | a quien lo vende, lo cubre de bendiciones. 27Quien se afana en el bien será favorecido; | al que busca el mal, el mal lo encontrará. 28Quien confía en sus riquezas se marchita, | como follaje reverdecen los honrados. 29Quien descuida su casa hereda viento, | el necio acaba esclavo del sabio. 30El fruto de la honradez es árbol de vida, | quien es sensato cautiva a la gente. 31Si el honrado recibe su paga en la tierra, | ¡cuánto más el hombre malvado y pecador!

121Quien ama la reprensión ama el saber, | quien odia la corrección se embrutece. 2El honrado alcanza el favor del Señor, | el hombre intrigante será condenado. 3Quien se apoya en la maldad se tambalea, | la raíz del honrado se afianza segura. 4Mujer de valía es corona del marido; | mujer indigna, carcoma de sus huesos. 5Los planes del honrado son rectos; | las ideas del malvado, traidoras. 6Las palabras del malvado son trampa mortal, | lo que dice el honrado salva a la gente. 7El malvado se hunde y desaparece, | la casa del honrado se mantiene. 8El hombre prudente se gana la estima, | el corazón perverso es despreciado. 9Más vale modestia y valerse a sí mismo | que ser presuntuoso y no tener pan. 10El honrado se preocupa de su ganado, | el malvado tiene entrañas crueles. 11Quien cultiva la tierra se harta de pan, | quien persigue ilusiones es un insensato. 12La codicia es trampa del malvado, | la raíz del honrado se mantiene. 13El malvado se enreda en sus palabras, | el honrado escapa del aprieto. 14El hombre se harta del fruto de su boca, | cada cual recibe según sus acciones. 15El necio piensa que es recto su camino, | el hombre sabio escucha los consejos. 16El necio demuestra al instante su ira, | el hombre prudente disimula la ofensa. 17Quien dice la verdad proclama la justicia, | el testigo falso se aferra a la mentira. 18El chismoso hiere como espada, | la lengua del sabio sana. 19Palabra veraz permanece por siempre; | discurso mentiroso, solo un instante. 20Quien trama el mal provoca amargura, | quien fomenta la paz produce alegría. 21El honrado escapa a todo lo malo, | el malvado vive lleno de desgracias. 22El Señor detesta los labios mentirosos; | le agrada, en cambio, el hombre sincero. 23Hombre prudente oculta su saber, | corazón necio pregona su ignorancia. 24Mano laboriosa se hace con el mando, | mano perezosa tiene que servir. 25La angustia deprime el corazón, | una buena palabra lo alegra. 26El honrado guía a su prójimo, | el camino del malvado lo extravía. 27Cazador perezoso nada guisará, | al hombre lo enriquece su trabajo. 28Sendero recto lleva a la vida, | camino torcido conduce a la muerte.

131Hijo sabio ama la disciplina, | hijo insolente rechaza la corrección. 2Hombre de bien se nutre de lo que dice, | hombre malvado se alimenta de violencia. 3Guarda su vida quien vigila sus palabras, | busca su ruina quien habla sin sentido. 4Anhela el perezoso y no logra nada, | desea el diligente y queda satisfecho. 5El honrado odia la mentira, | el malvado calumnia y deshonra. 6La rectitud protege al honrado, | la maldad destruye al pecador. 7Hay quien se hace el rico y nada tiene, | y quien pasa por pobre y tiene mucho. 8Al rico lo protegen sus riquezas, | al pobre no le importan amenazas. 9La luz del honrado brilla con fuerza, | la lámpara del malvado se apaga. 10La insolencia provoca conflictos, | el sabio se deja aconsejar. 11Riqueza repentina se esfuma, | quien reúne poco a poco se enriquece. 12Esperanza diferida enferma el corazón, | deseo satisfecho es árbol de vida. 13Quien desprecia la palabra se pierde, | quien respeta el mandato está a salvo. 14La enseñanza del sabio es fuente de vida | y libra de los lazos de la muerte. 15El buen sentido se gana favores, | la conducta retorcida atrae la desgracia. 16El sensato actúa con reflexión, | el necio exhibe su ignorancia. 17El mal mensajero hunde en la desgracia, | el enviado fiel procura tranquilidad. 18Miseria y vergüenza a quien rechaza la advertencia, | quien se deja corregir se cubrirá de honor. 19Deseo satisfecho endulza la vida, | apartarse del mal desagrada a los necios. 20Trata con sabios y sabio te harás, | frecuenta a los necios y acabarás mal. 21La desgracia persigue al pecador, | el bien acompaña a los honrados. 22La herencia del bueno llega hasta los hijos de sus hijos, | la fortuna del impío va a parar al honrado. 23En el barbecho de los pobres abunda el pan, | pero los hay que perecen por falta de justicia. 24Quien no usa la vara odia a su hijo, | quien lo ama lo corrige a tiempo. 25El honrado come y queda satisfecho, | el vientre del malvado padece escasez.

141Mujer sabia edifica su casa, | la necia la destruye con sus manos. 2Quien anda con rectitud teme al Señor, | quien va por mal camino lo desprecia. 3La boca del necio le acarrea latigazos, | los labios del prudente son su defensa. 4Donde faltan bueyes falta el trigo, | toros robustos multiplican la cosecha. 5Testigo fiel nunca miente, | testigo falso difunde mentiras. 6El arrogante fracasa al buscar sabiduría, | es fácil el saber para el hombre inteligente. 7Mantente alejado del necio, | no hallarás saber en sus palabras. 8La sabiduría del prudente asegura su camino, | al necio le descarría su propia necedad. 9Los necios se ríen de sus culpas, | los rectos gozan de favor. 10El corazón conoce su propia amargura, | y no comparten extraños su alegría. 11La casa del malvado será destruida, | la morada del honrado verá prosperidad. 12Hay caminos que parecen rectos | y al final conducen a la muerte. 13Incluso entre risas sufre el corazón, | y al final la alegría acaba en dolor. 14De su conducta se jacta el malhechor; | de sus obras, el hombre de bien. 15El ingenuo se lo cree todo, | el prudente sabe dónde pisa. 16El sabio teme y se aparta del mal, | el necio arrogante se cree seguro. 17El impulsivo comete locuras, | el reflexivo se muestra paciente. 18Los simples heredan necedad, | los prudentes se coronan de saber. 19Los malvados se inclinarán ante los buenos; | los impíos, ante las puertas del honrado. 20Detestan al pobre sus propios vecinos; | en cambio, al rico le sobran amigos. 21Quien desprecia a su prójimo peca, | dichoso quien se apiada del pobre. 22Los que traman el mal se pierden, | amor y lealtad al que hace el bien. 23Todo esfuerzo obtiene recompensa, | el mucho hablar conduce a la miseria. 24Corona de los sabios es su saber; | diadema de los necios, su torpeza. 25El testigo veraz salva vidas, | el impostor propaga mentiras. 26Temer al Señor es refugio seguro, | servirá de defensa a los hijos. 27Temer al Señor es fuente de vida, | libra de los lazos de la muerte. 28Pueblo numeroso, gloria del rey; | escasez de súbditos, ruina del príncipe. 29Quien tiene paciencia abunda en prudencia, | quien es impulsivo demuestra torpeza. 30Ánimo tranquilo es vida del cuerpo, | la envidia carcome los huesos. 31Quien oprime al pobre ofende a su Hacedor, | quien se apiada del indigente lo honra. 32El malvado se hunde en su propia maldad, | el honrado se halla seguro en su honradez. 33El corazón del sensato alberga sabiduría, | entre los necios es desconocida. 34La justicia engrandece a una nación, | su fracaso es la ruina de los pueblos. 35Siervo inteligente se gana al rey, | el tonto se hace objeto de su ira.

151Respuesta amable calma la cólera, | palabra áspera excita la ira. 2La lengua del sabio rezuma saber, | la boca del necio profiere necedades. 3En todo lugar los ojos del Señor | observan malvados y honrados. 4Lengua amable es árbol de vida, | lengua áspera rompe el corazón. 5El necio desprecia la corrección paterna, | el prudente escucha la reprensión. 6La casa del honrado desborda de bienes, | las ganancias del malvado son inestables. 7Los labios del sabio destilan ciencia; | la mente del necio, ignorancia. 8El Señor detesta el sacrificio del malvado, | la oración de los rectos alcanza su favor. 9El Señor detesta la conducta del malvado, | pero ama al hombre que busca la justicia. 10Quien deja el buen camino tendrá su castigo, | quien odia la corrección morirá. 11El Señor conoce Abismo y Perdición, | ¡cuánto más el corazón humano! 12El soberbio no quiere reprensiones, | por eso no se junta con los sabios. 13Corazón contento alegra el semblante, | corazón afligido deprime el ánimo. 14La mente inteligente cultiva el saber, | la boca del tonto se apacienta de sandeces. 15Para el apenado todos los días son malos, | corazón feliz siempre está de fiesta. 16Más vale poco con temor del Señor | que grandes tesoros con preocupación. 17Más vale ración de verdura con amor | que buey cebado con rencor. 18Hombre impulsivo provoca peleas, | hombre paciente calma contiendas. 19En la senda del vago crecen espinos, | la ruta del que trabaja está allanada. 20Hijo sabio alegra a su padre, | hijo necio deshonra a su madre. 21La necedad divierte al ignorante, | el sensato camina con rectitud. 22Si faltan consultas, fracasan los planes, | y si hay consejeros, se llevan a efecto. 23Respuestas adecuadas alegran al hombre, | resulta agradable la palabra oportuna. 24El sensato camina hacia la vida | y se libra de bajar al Abismo. 25El Señor derriba la casa del soberbio | y mantiene firmes los linderos de la viuda. 26El Señor detesta los planes perversos; | le agradan, en cambio, las palabras sinceras. 27Quien mucho codicia destruye su casa, | quien odia el soborno vivirá. 28La mente del honrado medita la respuesta, | la boca del malvado vomita maldades. 29El Señor está lejos de los malvados | y escucha la oración de los honrados. 30Mirada benévola alegra el corazón, | buena noticia fortalece el cuerpo. 31Oído que escucha corrección adecuada | tiene entre los sabios su morada. 32Quien rechaza la corrección se desprecia, | quien escucha la reprensión se hace sensato. 33Temer al Señor educa en la sabiduría, | delante de la gloria va la humildad.

161El hombre tiene proyectos, | el Señor proporciona la respuesta. 2El hombre se cree irreprochable, | pero el Señor examina sus intenciones. 3Encomienda al Señor tus tareas, | y tendrán éxito tus planes. 4El Señor da a cada cosa su destino, | al malvado el día funesto. 5El Señor detesta al arrogante, | tarde o temprano lo pagará. 6Amor y fidelidad reparan la culpa, | temer al Señor aparta del mal. 7Si el Señor aprueba la conducta de alguien, | lo reconcilia incluso con sus enemigos. 8Más vale poco con justicia | que muchas ganancias injustas. 9El hombre proyecta su camino, | el Señor dirige sus pasos. 10Los labios del rey son un oráculo: | su boca no yerra cuando juzga. 11Balanza exacta es del Señor, | obra suya las pesas de la bolsa. 12Los reyes detestan el mal, | el trono se afianza en la justicia. 13El rey aprueba las palabras sinceras, | ama al que habla con honradez. 14La ira del rey preludia la muerte, | el hombre sensato sabe apaciguarla. 15La serenidad del rey preludia la vida, | su favor parece lluvia de primavera. 16Más vale adquirir sabiduría que oro, | mejor poseer inteligencia que plata. 17La senda del honrado se aparta del mal, | quien cuida su camino conserva su vida. 18La soberbia precede a la ruina; | el orgullo, a la caída. 19Más vale ser sencillo entre pobres | que repartir botín con soberbios. 20Quien atiende a la palabra prospera, | dichoso quien confía en el Señor. 21Al hombre juicioso lo llaman prudente, | palabras suaves añaden persuasión. 22La sensatez es fuente de vida, | la necedad castiga a los necios. 23En mente sabia hay discursos prudentes, | sus labios tienen palabras persuasivas. 24Panal de miel las palabras amables, | dulces al paladar, remedio para el cuerpo. 25Hay caminos que parecen rectos | y al final conducen a la muerte. 26Obrero necesitado trabaja con afán, | su propia boca lo estimula. 27El depravado cava tumbas funestas, | lleva en sus labios fuego abrasador. 28El tramposo provoca peleas, | el chismoso divide a los amigos. 29El violento seduce a su prójimo | y lo lleva por el mal camino. 30Quien guiña el ojo prepara intrigas, | quien ha hecho el mal se muerde los labios. 31Las canas son corona de gloria, | el fruto de una vida honrada. 32Más vale ser paciente que valiente, | dominarse que conquistar ciudades. 33Se tiran los dados sobre la mesa, | pero la decisión viene del Señor.

171Más vale mendrugo seco con paz | que casa llena de festines y discordia. 2Un siervo inteligente suplanta al hijo indigno | y comparte la herencia con los hermanos. 3La plata en el crisol, el oro en el horno; | los corazones los prueba el Señor. 4El malvado hace caso de embustes, | el mentiroso da oído a la malicia. 5Quien se burla del pobre afrenta a su Hacedor, | quien se alegra de su desgracia lo pagará. 6Corona de los ancianos, sus nietos; | gloria de los hijos, sus padres. 7No le va al necio lenguaje distinguido, | menos al noble palabras engañosas. 8El soborno es talismán para quien lo hace: | en cualquier circunstancia tiene éxito. 9Quien busca amistad disimula la ofensa, | quien la pregona divide a los amigos. 10La corrección aprovecha al sensato | más que cien golpes al necio. 11El rebelde solo busca problemas, | le enviarán un cruel mensajero. 12Mejor topar con osa sin cachorros | que con loco en pleno delirio. 13A quien devuelve mal por bien, | el mal rondará por su casa. 14Quien comienza una riña suelta las aguas, | aprende a retirarte antes de iniciarla. 15Absolver al culpable y condenar al inocente: | dos cosas que detesta el Señor. 16¿De qué le servirá al necio su dinero?; | ¿comprará sabiduría si no tiene seso? 17El amigo ama en todo tiempo, | el hermano nace para el peligro. 18¡Qué imprudente quien estrecha la mano, | quien sale fiador de su compañero! 19Quien ama peleas ama el delito, | quien agranda sus puertas invita al robo. 20Mente retorcida no encuentra dicha, | lengua embustera cae en desgracia. 21Quien engendra un necio se acarrea su mal, | el padre de un tonto no tendrá alegría. 22Corazón alegre favorece al cuerpo, | ánimo deprimido seca los huesos. 23El malvado acepta sobornos a escondidas, | con ánimo de torcer el curso de la justicia. 24El sensato pone su vista en la sabiduría, | los ojos del necio se mueven sin rumbo. 25Hijo necio, dolor de su padre, | fuente de amargura para su madre. 26No está bien multar al inocente, | y menos azotar a los nobles. 27Quien habla poco demuestra sensatez, | el ánimo sereno revela talento. 28Necio callado pasa por sabio, | por inteligente quien no abre la boca.

181Quien quiere desunir busca pretextos, | por todos los medios provoca peleas. 2Al necio no le gusta la prudencia, | sino airear lo que lleva dentro. 3Cuando llega el impío, viene el desprecio, | y con la ignominia llega el oprobio. 4Las palabras del hombre son agua profunda, | torrente desbordado, fuente de sabiduría. 5No está bien favorecer al culpable | ni declarar culpable al inocente. 6Los labios del necio promueven peleas, | su boca llama a los golpes. 7La boca del necio es su ruina; | sus labios, trampa para su vida. 8Las palabras del chismoso son dulces, | bajan hasta el fondo de las entrañas. 9El hombre negligente en su trabajo | es hermano del hombre destructor. 10Torre firme es el nombre del Señor, | donde el justo se refugia seguro. 11El rico se atrinchera en su fortuna, | la considera muralla imbatible. 12La soberbia lleva a la ruina, | la humildad conduce al triunfo. 13Quien responde antes de escuchar | queda avergonzado como un necio. 14El animoso soporta los males; | si se deprime, ¿quién lo sostendrá? 15Mente perspicaz adquiere el saber, | el oído de los sabios busca conocer. 16Un obsequio abre al hombre caminos, | le permite llegar hasta los grandes. 17El primero en declarar parece justo, | hasta que llega la otra parte y lo desmiente. 18Las suertes ponen fin a los litigios | y deciden entre gente poderosa. 19Un hermano ofendido es peor que plaza fuerte, | las querellas entre hermanos son cerrojos del castillo. 20Del fruto de la boca se harta el vientre, | del producto de sus labios se saciará. 21Muerte y vida dependen de la lengua; | conforme se elija, eso se comerá. 22Quien encuentra mujer encuentra la dicha, | un favor que le hace el Señor. 23El pobre habla suplicando, | el rico responde con dureza. 24Hay compañeros que llevan a la ruina | y amigos más queridos que un hermano.

191Más vale pobre de conducta íntegra | que necio de lenguaje engañoso. 2No vale esfuerzo sin reflexión, | quien corre demasiado se extravía. 3Hombre necio yerra el camino | y encima se enfrenta al Señor. 4La riqueza multiplica los amigos, | y al pobre lo abandonan los vecinos. 5Testigo falso no queda impune, | no escapa quien dice mentiras. 6Muchos adulan al hombre generoso, | todos son amigos del que da. 7Si al pobre no le quieren sus hermanos, | ¡con más razón lo abandonan los vecinos! 8Quien adquiere sensatez se ama a sí mismo, | quien actúa con prudencia encuentra la dicha. 9Testigo falso no queda impune, | se perderá quien dice mentiras. 10No le va al necio la vida de lujo, | menos al siervo gobernar a príncipes. 11Hombre sensato refrena su ira, | tiene a honra olvidar las ofensas. 12La ira del rey es rugido de león; | rocío sobre hierba, su favor. 13Hijo necio es desgracia del padre, | gotera continua la mujer pendenciera. 14Casa y fortuna se heredan del padre, | mujer juiciosa es un don del Señor. 15La pereza provoca modorra, | el holgazán pasará necesidad. 16Quien guarda el precepto guarda su vida, | quien descuida su conducta morirá. 17Presta al Señor quien se apiada del pobre, | él le pagará su buena acción. 18Castiga a tu hijo mientras hay esperanza, | pero no te excedas hasta matarlo. 19El hombre violento merece castigo, | y si lo perdonas, lo incitarás aún más. 20Escucha el consejo, acepta la instrucción, | y en el futuro llegarás a sabio. 21Los humanos multiplican sus proyectos, | pero se cumplen los planes del Señor. 22Los humanos aspiran al lucro, | mejor ser pobre que mentiroso. 23Quien teme al Señor se dirige a la vida, | dormirá tranquilo y sin pesadillas. 24El perezoso mete la mano en el plato, | pero es incapaz de llevarla a la boca. 25Castiga al soberbio y el simple se hará cauto, | reprende al inteligente y aumentará su saber. 26Quien maltrata a su padre y despide a su madre | es un hijo infame e indigno. 27Si dejas, hijo mío, de aceptar consejos, | acabarás perdido por falta de principios. 28El testigo perverso se burla del derecho, | la boca del malvado se traga el delito. 29Para el arrogante se prepara el látigo, | los azotes para la espalda del necio.

201El vino excita, embriaga el licor, | quien en ellos se pierde no llega a sabio. 2Rugido de león es la ira del rey: | quien la provoca se juega la vida. 3Quien evita peleas es digno de honor, | el insensato se mete en discusiones. 4El perezoso no labra en otoño, | en la cosecha busca y no encuentra. 5Un plan meditado es agua profunda, | el hombre sagaz sabe sacarla. 6Muchos se las dan de sinceros, | pero ¿quién hallará un hombre fiel? 7El honrado procede con rectitud, | ¡dichosos los hijos que deje! 8Cuando el rey se sienta en el tribunal, | con su mirada avienta todo mal. 9¿Quién puede decir: «Soy puro, | me encuentro limpio de pecado»? 10Un peso y otro peso; una medida y otra medida: | dos cosas que detesta el Señor. 11Con sus actos deja ver ya el muchacho | si sus obras serán puras y rectas. 12Oído que oye, ojo que ve: | los dos son obra del Señor. 13No tomes gusto al sueño, te empobrecerás; | ten los ojos abiertos, de pan te hartarás. 14«Malo, malo», dice el comprador; | pero después se felicita por su compra. 15Hay oro y corales en cantidad; | para joya, una boca sincera. 16Quítale la ropa, exígele prendas, | pues salió fiador de un extraño. 17El pan robado resulta sabroso, | pero la boca se llena de arena. 18Somete tus planes al consejo de otros, | con sabia estrategia prepara la guerra. 19El chismoso descubre secretos, | deja la compañía del charlatán. 20El que maldice a su padre y a su madre | verá extinguirse su luz en plena noche. 21Fortuna ganada de golpe | nunca prospera al final. 22No digas: «Me las pagará», | confía en el Señor y te salvará. 23El Señor detesta dos pesas distintas, | no está bien trampear con la balanza. 24El Señor dirige los pasos del hombre, | ¿cómo puede el hombre discernir su camino? 25¡Qué riesgo hacer un voto a la ligera | y arrepentirte después de prometerlo! 26Un rey sabio avienta a los malvados, | hace rodar sobre ellos el trillo. 27Lámpara del Señor el espíritu humano: | sondea lo más íntimo de las entrañas. 28Bondad y lealtad sostienen al rey, | la misericordia consolida su trono. 29La fuerza es el orgullo de los jóvenes; | las canas, el adorno de los viejos. 30Heridas y llagas remedian el mal, | los golpes sanan el interior.

211El corazón del rey es una acequia | que el Señor canaliza adonde quiere. 2El hombre juzga recto su camino, | pero el Señor pesa los corazones. 3Practicar el derecho y la justicia | el Señor lo prefiere a los sacrificios. 4Ojos altivos, corazón ambicioso; | faro de los malvados es el pecado. 5Los planes del diligente traen ganancia; | los del hombre atolondrado, indigencia. 6Tesoros ganados con boca embustera, | humo que se disipa y trampa mortal. 7La violencia acaba con los malvados, | pues rehúsan practicar la justicia. 8El camino del criminal es tortuoso; | la conducta del inocente, recta. 9Mejor vivir en rincón de azotea | que en palacio con mujer pendenciera. 10El malvado se afana en el mal, | nunca se apiada del prójimo. 11Castigas al cínico y aprende el inexperto, | pero el sabio aprende oyendo la lección. 12El honrado observa la casa del malvado | y ve cómo se hunde en la desgracia. 13Quien cierra los oídos al clamor del pobre | no será escuchado cuando grite. 14Regalo a escondidas calma la ira; | obsequio discreto, el furor violento. 15Al justo le alegra la justicia; | en cambio, al culpable le aterroriza. 16Quien deja el camino de la prudencia | habitará en compañía de los muertos. 17Quien ama el placer acaba en la miseria, | amigo de vino y perfumes no prospera. 18El malvado pagará por el justo; | el impío, por el hombre honrado. 19Mejor vivir en desierto | que con mujer pendenciera e irritable. 20En casa del sabio, tesoro y perfumes; | el necio despilfarra lo que tiene. 21Quien busca justicia y bondad | encontrará vida y gloria. 22El sabio asaltará la ciudad de los fuertes, | derribará la fortaleza en que confiaban. 23Quien guarda la boca y la lengua | se guarda también de peligros. 24Llaman arrogante al fanfarrón insolente, | pues se porta con orgullo desmedido. 25Los propios deseos matan al perezoso, | pues sus manos se niegan a trabajar. 26El malvado codicia de continuo, | el honrado da sin reservas. 27Sacrificio de malvados es odioso, | mucho más si hay mala intención. 28Testigo falso acabará perdido, | quien escucha tendrá la última palabra. 29El malvado aparenta seguridad, | el honrado está seguro de lo que hace. 30No hay sabiduría ni prudencia | ni consejo contra el Señor. 31Se prepara al caballo para el combate, | la victoria la concede el Señor.

221Más vale fama que riqueza, | mejor estima que plata y oro. 2Rico y pobre tienen en común | que a los dos los hizo el Señor. 3El prudente ve el mal y se protege, | los incautos se arriesgan para su mal. 4Si eres humilde y temes al Señor | tendrás riquezas, vida y honor. 5En la senda del perverso, espinas y trampas; | quien cuida de sí mismo se aleja de ellas. 6Educa al muchacho en el buen camino: | cuando llegue a viejo seguirá por él. 7El rico se hace dueño de los pobres; | el deudor, esclavo del acreedor. 8Quien siembra maldad cosecha desgracia, | el ímpetu de su cólera se esfumará. 9El hombre generoso será bendecido, | pues comparte su pan con el pobre. 10Expulsa al insolente y acabarán las peleas, | habrán terminado riñas y ofensas. 11Al rey le gusta un corazón sincero, | se complace en quien habla con ingenio. 12Los ojos del Señor custodian el saber, | desbaratan las palabras del traidor. 13¡Fuera hay un león, dice el holgazán; | seré devorado en plena calle! 14Trampa peligrosa la boca de la extraña, | en ella caerá quien rechaza al Señor. 15La necedad se pega al corazón del joven, | la vara de la corrección la despegará. 16Quien oprime al pobre lo enriquece, | quien da al rico se empobrece. 17Escucha y haz caso a las sentencias de los sabios, | presta atención a mi enseñanza; 18te gustará guardarlas dentro, | tenerlas a punto en tus labios. 19Para que pongas tu confianza en el Señor | he pensado instruirte hoy. 20Te he escrito treinta sentencias | en las que hay consejos sabios, 21para que puedas conocer la verdad, | y traer un informe preciso | a la persona que te dio un encargo. 22No explotes al pobre por ser pobre | ni atropelles al desgraciado en el tribunal, 23porque el Señor defenderá su causa | y despojará de la vida a los que lo despojan. 24No tengas trato con el iracundo | ni busques la compañía del violento, 25no sea que aprendas sus andanzas | y te pongas tú mismo una trampa. 26No te acostumbres a dar la mano | ni a salir fiador de deudas; 27pues si no tienes para pagar, | te quitarán la cama de debajo. 28No desplaces linderos antiguos | que pusieron tus antepasados. 29¿Conoces a alguien diestro en su oficio? | Entrará al servicio de reyes, | y no de gente mediocre.

231Si te sientas a la mesa de un señor, | mira bien lo que tienes delante: 2pon freno a tu apetito | si tienes mucha hambre; 3no mires con ansia sus manjares, | porque es comida engañosa. 4No te afanes en ir tras la riqueza, | sé sensato y no pienses en ella. 5Dejas un poco de mirarla y ya no está: | echa alas de águila y vuela hacia el cielo. 6No te juntes a comer con el avaro, | no codicies sus ricos alimentos, 7porque son como pelo en la garganta: | «Anda, come y bebe», te dice, | pero no te habla con sinceridad. 8Vomitarás el bocado que has comido, | habrás malgastado tus hermosas palabras. 9No hables a oídos del necio, | despreciará tus sabias palabras. 10No desplaces los linderos fijados | ni invadas el campo del huérfano, 11porque es poderoso su redentor, | y defenderá su causa contra ti. 12Aplica tu mente a la instrucción, | tus oídos a palabras sensatas. 13No escatimes castigos al joven, | no va a morir porque lo azotes; 14si lo azotas con la vara, | librarás su vida del Abismo. 15Hijo mío, si se hace sabio tu corazón, | también mi corazón se alegrará. 16Me alegraré de todo corazón | si tus labios hablan con acierto. 17No tengas envidia del pecador, | vive siempre en el temor del Señor, 18pues así tendrás porvenir | y no se frustrará tu esperanza. 19Escucha, hijo mío, sé sabio; | pórtate siempre con rectitud. 20No andes mezclado con bebedores | ni con gente que se harta de carne; 21pues borrachos y comilones empobrecen, | los holgazanes se visten de harapos. 22Escucha al padre que te engendró, | no desprecies la vejez de tu madre. 23Compra la verdad y no la vendas: | sabiduría, instrucción y sensatez. 24El padre del honrado rebosa de gozo, | quien tiene un hijo sabio se alegra. 25¡Ojalá tu padre se alegre por ti | y pueda brincar de gozo tu madre! 26Hijo mío, confía en mí, | acepta de buen grado mi ejemplo. 27Trampa peligrosa es la ramera, | pozo estrecho la mujer ajena; 28se pone al acecho como un ladrón | y provoca traiciones entre los hombres. 29¿De quién los quejidos? ¿De quién los lamentos? | ¿De quién las peleas? ¿De quién los pleitos? | ¿De quién las heridas sin motivo? | ¿De quién la mirada extraviada? 30De la gente que se pasa con el vino | y anda catando bebidas. 31No mires el vino: ¡Qué tono rojizo! | ¡Qué brillo en el vaso! ¡Entra suavemente! 32Al final morderá como serpiente, | después picará como víbora. 33Tus ojos soñarán quimeras, | solo te saldrán incoherencias. 34Te sentirás como viajero en alta mar, | sentado en la punta del mástil. 35«Me han zurrado y no me duele, | me han pegado y no siento nada. | ¿Cuándo me despejaré? ¡Volveré a hacerlo!».

241No tengas envidia del malvado | ni trates de buscar su compañía, 2pues su mente trama violencia | y sus labios profieren maldades. 3Una casa se edifica con sabiduría, | se consolida usando inteligencia; 4con el saber se llenan las estancias | de objetos preciosos, deseables. 5Más vale sabio que fuerte, | hombre experto que forzudo. 6Con estrategia se gana la guerra, | el triunfo es fruto del consejo. 7La sabiduría supera al necio, | en público no abre la boca. 8Al hombre que trama maldades | la gente lo llama intrigante; 9el necio intriga para pecar, | la gente detesta al insolente. 10Si flaqueas cuando llega la desgracia | es que tu valor es limitado. 11Libra a los condenados a muerte, | atiende a los que van a morir. 12Aunque digas: «No me daba cuenta», | el que pesa los corazones lo sabe, | el que vigila tu vida se entera: | pagará a cada cual por sus obras. 13Come miel, hijo mío, que es buena, | el panal es dulce al paladar: 14así es la sabiduría para tu vida; | si la encuentras, tendrás porvenir, | tu esperanza no fracasará. 15No aceches el hogar del justo, | no intentes derribar su morada, 16pues cae siete veces y se levanta, | pero el malvado se hunde en la desgracia. 17Si cae tu enemigo, no te alegres; | si tropieza, no lo celebres, 18no sea que al Señor no le agrade | y retire de él su castigo. 19No pierdas la paz por el perverso | ni tengas envidia del malvado, 20pues no hay porvenir para el perverso, | la lámpara del malvado se extingue. 21Teme, hijo mío, al Señor y al rey, | no te enemistes con ninguno de los dos, 22pues su castigo suele llegar sin avisar, | ¿y quién conoce el alcance de su ira? 23Otras sentencias de los sabios: No está bien ser parcial al juzgar. 24Quien declara inocente al culpable | recibe la maldición de los pueblos, | recibe el desprecio de las naciones; 25pero los que reprenden al culpable serán alabados | y sobre ellos caen las bendiciones. 26Respuesta con tino | es beso en los labios. 27Arregla tus negocios en la calle, | ordena las faenas del campo, | y luego construyes tu casa. 28No declares sin motivo contra el prójimo | ni engañes a nadie con tus labios. 29No digas: «Le haré lo que me hizo, | le pagaré con la misma moneda». 30Pasé junto al campo del holgazán, | crucé por la viña del insensato: 31todo lo tapaban los espinos, | la maleza cubría su extensión; | la cerca de piedra, por el suelo. 32Al verlo me puse a pensar; | al mirarlo saqué esta lección: 33duermes a ratos o cabeceas, | cruzas los brazos y a descansar, 34y te llega la miseria del vagabundo, | te sobreviene la pobreza del mendigo.

251Otros proverbios de Salomón, que recopilaron los escribas de Ezequías, rey de Judá. 2Gloria de Dios es ocultar un asunto; | gloria de los reyes, escrutarlo. 3La altura del cielo, la hondura de la tierra | y el corazón de los reyes son inescrutables. 4Separa la escoria de la plata | y el orfebre sacará una copa; 5separa al malvado del rey | y su trono se afianzará en la justicia. 6No te des importancia ante el rey, | no te coloques entre los grandes; 7mejor que te digan: «Sube acá», | que verte humillado ante los nobles. | Aunque hayas visto algo con tus ojos, 8no corras a contárselo al juez; | ¿qué podrías hacer al final | si el otro demuestra tu error? 9Resuelve tu pleito con tu prójimo, | no reveles secretos ajenos, 10no sea que te avergüence el que los oye | y no pueda borrarse tu infamia. 11Manzana de oro con adornos de plata, | la palabra dicha a su tiempo. 12Anillo de oro y collar de oro fino, | un sabio consejo a quien sabe escuchar. 13Frescura de nieve en canícula de siega, | el mensajero fiel a quien lo envía. 14Nubes y viento que no traen lluvia, | quien presume de dar y no da. 15La paciencia persuade a un gobernante, | palabras suaves quebrantan huesos. 16Si encuentras miel, come lo justo, | no sea que te empaches y vomites. 17No prodigues tus visitas al vecino, | no sea que se canse y te aborrezca. 18Garrote, espada y flecha afilada | es quien acusa en falso a su prójimo. 19Diente picado y pie que cojea | es confiar en un traidor en la desgracia. 20Como andar sin ropa con frío, | como echar vinagre en una herida, | así es quien canta coplas al corazón afligido. 21Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; | si tiene sed, dale de beber; 22así amontonarás brasas sobre su cabeza, | y el Señor además te lo pagará. 23Viento del norte trae la lluvia; | lengua embustera, rostro furioso. 24Mejor vivir en rincón de azotea | que en palacio con mujer pendenciera. 25Agua fresca en garganta sedienta, | la buena noticia de tierra lejana. 26Fuente turbia y manantial contaminado, | el honrado que tiembla ante el malvado. 27No está bien comer miel en exceso | ni empacharse de palabras elogiosas. 28Ciudad abierta y sin murallas, | el hombre sin dominio de sí mismo.

261Ni nieve al verano ni lluvia a la siega, | tampoco le sienta la gloria al necio. 2Como gorrión en desbandada y golondrina en vuelo, | la maldición injusta no llega a su destino. 3Látigo para caballo y freno para burro, | el garrote para la espalda de los necios. 4No respondas al necio según su necedad, | no sea que te vuelvas como él. 5Responde al necio según su necedad, | no vaya él a presumir de sabio. 6Se corta los pies y bebe violencia | quien envía mensajes con un necio. 7Las piernas del cojo trastabillan, | y el proverbio en boca de los necios. 8Conceder honores a un necio | es atar la piedra a la honda. 9Espinas en manos de un borracho, | el proverbio en boca de los necios. 10Arquero que hiere a todo el que encuentra, | quien contrata a un necio y al primero que pasa. 11Perro que vuelve a su vómito, | el necio que insiste en sus sandeces. 12Más se puede esperar de un necio | que de uno que presume de sabio. 13¡Una fiera en el camino —dice el vago—, | un león en medio de la calle! 14La puerta gira en sus goznes | y el vago en la cama. 15El vago mete la mano en el plato | y le cuesta llevársela a la boca. 16El vago se cree más sabio | que siete que responden con tino. 17Meterse en discusión ajena | es como agarrar a un perro por las orejas. 18Como loco que va disparando | tizones y saetas mortales, 19así es quien engaña a su prójimo | y le dice que era una broma. 20Si falta la leña, se apaga la hoguera; | si falta el chismoso, se acaba la pelea. 21Carbón en las brasas y leña en el fuego, | el hombre pendenciero que atiza peleas. 22Las palabras del chismoso son golosinas, | bajan hasta el fondo de las entrañas. 23Barniz aplicado a vasija de barro, | las palabras dulces con malas intenciones. 24El que odia habla con disimulo, | mas por dentro incuba la traición; 25aunque sea amable, no te fíes, | medita abominaciones sin cuento; 26disimula el odio con astucia, | mas su maldad aparece en la asamblea. 27Quien cava un hoyo, cae en él; | a quien rueda una piedra, se le viene encima. 28Lengua mentirosa odia a sus víctimas, | boca que adula conduce a la ruina.

271No cantes victoria por el mañana, | no sabes lo que el día te traerá. 2Que otro te alabe, nunca tu boca; | que sea un extraño, nunca tus labios. 3Pesada es la piedra y la carga de arena, | aún más pesado el genio del necio. 4Cruel es la rabia, impetuosa la ira, | ¿y quién puede aguantar la envidia? 5Más vale corrección con franqueza | que amistad encubierta. 6Son leales los golpes de un amigo, | engañosos los besos del enemigo. 7Estómago harto desprecia la miel, | para el cuerpo hambriento lo amargo es dulce. 8Pájaro errante lejos de su nido, | el hombre errante lejos de su hogar. 9Perfume e incienso alegran el corazón, | la ternura de un amigo consuela el ánimo. 10No abandones a tu amigo ni al amigo de tu padre; | no busques a tu hermano en momentos de apuro: | más vale amigo cerca que hermano lejos. 11Ten juicio, hijo mío, dame esa alegría, | y podré responder al que me ofende. 12El prudente ve el peligro y se esconde, | el incauto va adelante y lo paga. 13Quítale la ropa, exígele prendas, | pues salió fiador de un extraño. 14A quien bendice a un vecino a gritos de madrugada | se le contará como maldición. 15Gotera continua en día de lluvia | y mujer pendenciera son semejantes; 16frenarla es frenar el aire | o coger aceite con la mano. 17El hierro con el hierro se afila; | el hombre, en el roce con su prójimo. 18Quien cuida una higuera come de su fruto, | quien vela por su amo será recompensado. 19El rostro se refleja en el agua, | el hombre en lo que piensa. 20Abismo y Perdición son insaciables, | e insaciables los ojos del hombre. 21La plata en el crisol, el oro en el horno, | el hombre en boca de quien lo alaba. 22Machaca al necio en el mortero, | que no le arrancarás la necedad. 23Conoce cómo están tus ovejas, | presta atención a tus rebaños; 24pues no es eterna la riqueza | ni dura siempre la fortuna. 25Apunta el heno, asoma la hierba, | se siegan los pastos del monte; 26tendrás corderos para vestirte, | cabritos para el precio de un campo, 27leche de cabra para alimentarte | tú, tu familia y tus criadas.

281El malvado huye sin que lo persigan, | el honrado está seguro como un león. 2Un país en desorden tiene muchos jefes, | un hombre prudente y sabio mantiene el orden. 3Gobernante que explota a los débiles | es tormenta que se lleva la cosecha. 4Los que abandonan la ley aplauden al malvado, | los que la cumplen se indignan contra él. 5Los malvados no entienden de justicia, | quien consulta al Señor lo entiende todo. 6Más vale pobre de conducta honrada | que rico con malas intenciones. 7El hijo inteligente observa la ley, | pero el amigo de libertinos deshonra a su padre. 8Quien aumenta su riqueza prestando a usura | la acumula para quien se apiada del pobre. 9Si uno cierra su oído a la ley, | resulta detestable su oración. 10Quien desvía a los rectos por el mal camino | acabará cayendo en su propia trampa. 11El rico se las da de sabio, | pero el pobre que es sagaz lo pone al descubierto. 12Si triunfa el honrado se celebran fiestas; | si se impone el malvado, todos se esconden. 13El que oculta sus faltas no prosperará; | el que las confiesa y cambia será compadecido. 14Dichoso el que se mantiene alerta, | el terco caerá en la desgracia. 15León rugiente y oso hambriento, | el gobernante que explota a los pobres. 16Gobernante imprudente multiplica la opresión, | quien odia la avaricia vivirá muchos años. 17Hombre perseguido por delito de sangre | corre a la tumba, ¡que nadie lo detenga! 18Quien camina rectamente se salvará, | el camino sinuoso conduce al fracaso. 19Quien cultiva su tierra se hartará de pan, | quien persigue quimeras se hartará de miseria. 20El hombre leal abundará en bendiciones, | quien corre por enriquecerse no quedará impune. 21No es bueno ser parcial con la gente, | por un trozo de pan delinque el hombre. 22El avaro corre por enriquecerse, | sin saber que le espera la miseria. 23Es más estimado el que corrige | que el hombre de lengua aduladora. 24El que roba a sus padres y dice: «No es pecado», | es un cómplice de bandoleros. 25El codicioso provoca pleitos, | quien confía en el Señor prosperará. 26Quien se fía de sí mismo es un necio, | quien obra con sensatez se salvará. 27Quien da al pobre no pasará necesidad, | quien no lo ayuda será maldecido. 28Se imponen los malvados y todos se esconden; | cuando desaparecen, aumentan los honrados.

291Hombre que rechaza la corrección | fracasará de repente y sin remedio. 2Cuando gobierna el honrado, el pueblo se alegra; | cuando domina el malvado, el pueblo se queja. 3El que ama la sabiduría alegra a su padre, | el que anda con rameras malgasta sus bienes. 4Un rey justo consolida el país, | el amigo de impuestos lo arruina. 5El hombre que adula a su amigo | le tiende una trampa a los pies. 6El pecado del malvado es su trampa, | y el honrado lo celebra y se alegra. 7El honrado atiende la causa del pobre; | en cambio, el malvado no entiende nada. 8Los provocadores agitan a los ciudadanos, | los sensatos calman los ánimos. 9Si un sabio discute con un necio, | se enfade o se ría, nada consigue. 10Los sanguinarios odian al honrado, | los rectos cuidan de su vida. 11El necio desata su pasión, | el sensato sabe controlarla. 12Gobernante que da crédito a calumnias | es que tiene malvados por sirvientes. 13Pobre y usurero coinciden en esto: | la luz que ambos ven viene del Señor. 14Rey que juzga con justicia a los pobres | consolida su trono para siempre. 15Palo y corrección dan sabiduría, | niño consentido avergüenza a su madre. 16Si gobiernan los malvados aumenta el delito, | pero los honrados los verán perecer. 17Si corriges a tu hijo, vivirás tranquilo, | además te colmará de satisfacción. 18Si no hay profetas, el pueblo se desmanda; | felices los que observan la ley. 19No se corrige al siervo con palabras: | entiende, pero no obedece. 20Más puedes esperar de un necio | que de alguien que habla sin parar. 21Siervo mimado desde niño, | al final será desagradecido. 22Hombre violento provoca pleitos, | hombre furioso duplica delitos. 23El orgullo del hombre acaba humillándolo, | el de espíritu humilde será respetado. 24Quien reparte con ladrón se daña a sí mismo: | oye la maldición, pero no lo delata. 25Es engañoso temer a los hombres, | quien confía en el Señor vive seguro. 26Muchos buscan el favor de quien gobierna, | pero el Señor es quien hace justicia. 27Los justos detestan al criminal, | los malvados detestan a los honrados.

301Palabras de Agur, hijo de Jaqué, de Masá. Sentencias de este hombre: Me he fatigado, oh Dios; | estoy fatigado y rendido. 2Soy animal más que hombre, | no tengo inteligencia humana; 3no he aprendido sabiduría, | ni conozco la ciencia santa. 4¿Quién subió al cielo y después bajó? | ¿Quién encerró el viento en sus puños? | ¿Quién recogió el mar en el manto? | ¿Quién fijó los confines de la tierra? | ¿Cuál es su nombre y el de su hijo, | si es que lo sabes? 5Las palabras de Dios son de fiar, | él es escudo para los que esperan en él. 6No añadas nada a sus palabras, | te replicará y quedarás por mentiroso. 7Dos cosas te he pedido, | no me las niegues antes de morir: 8aleja de mí falsedad y mentira; | no me des riqueza ni pobreza, | concédeme mi ración de pan; 9no sea que me sacie y reniegue de ti, | diciendo: «Quién es el Señor?»; | no sea que robe por necesidad | y ofenda el nombre de mi Dios. 10No calumnies a un criado ante su amo, | te maldecirá y sufrirás las consecuencias. 11Hay quienes maldicen a su padre | y niegan la bendición a su madre; 12hay quienes presumen de puros | y no han limpiado su inmundicia; 13hay quienes miran altaneros | y dirigen miradas de desprecio; 14hay quienes tienen espadas por dientes | y mandíbulas igual que cuchillos, | para devorar a los pobres del país, | a los más necesitados de la tierra. 15Dos hijas tiene la sanguijuela, | y las dos se llaman «Dame». Hay tres cosas que nunca se sacian | y cuatro que no dicen «Basta»: 16el Abismo, el seno estéril, | la tierra, que no se harta de agua, | y el fuego, que jamás dice «Basta». 17Al hijo que se burla del padre | y desprecia la vejez de su madre, | los cuervos le sacarán los ojos | y las águilas lo devorarán. 18Hay tres cosas que me desbordan | y cuatro que no logro entender: 19el camino del águila por el cielo, | el camino de la serpiente sobre la roca, | el camino del barco en alta mar, | el camino del hombre con la mujer. 20Esta es la conducta de la adúltera: | come, se lava la boca y dice: | «No he hecho nada malo». 21Hay tres cosas que conmueven la tierra | y cuatro que no puede soportar: 22esclavo que llega a rey, | necio harto de pan, 23aborrecida que llega a casarse | y criada que pasa a ser señora. 24Hay cuatro seres pequeños | que son más sabios que los sabios: 25las hormigas, pueblo sin poder, | que en verano acumulan provisiones; 26los tejones, pueblo sin vigor, | que hacen su guarida en las rocas; 27las langostas, que no tienen rey, | y avanzan todas en formación; 28las lagartijas, que se cogen con la mano, | y habitan en palacios reales. 29Hay tres seres de andar majestuoso | y cuatro de elegante caminar: 30el león, la más fuerte de las fieras, | que no retrocede ante nada; 31el gallo orgulloso, el chivo, | y el rey al frente de su pueblo. 32Si tu necedad te ha llevado a la soberbia, | reflexiona y cierra la boca: 33apretando la leche se saca requesón, | apretando la nariz se saca sangre, | apretando la ira se saca discordia.

311Palabras de Lemuel, rey de Masá, que le enseñó su madre: 2¡Qué quieres que te diga, hijo mío, | hijo de mis entrañas y mis promesas! 3No gastes tu fuerza con mujeres, | tu vigor con las que destruyen reyes. 4No es propio de reyes, Lemuel, | no es de reyes entregarse al vino, | ni de príncipes darse a la bebida; 5pues beben y se olvidan de las leyes, | desatienden el derecho del indefenso. 6Ofrece licor al desgraciado, | vino al que se siente abatido; 7que beba y olvide su miseria, | y ya no se acuerde de sus penas. 8Sé voz de quien no tiene voz, | defensor del hombre desvalido, 9pronuncia sentencias justas, | defiende al pobre desprotegido. 10 (Álef) Una mujer fuerte, ¿quién la hallará? | Supera en valor a las perlas. 11(Bet) Su marido se fía de ella, | pues no le faltan riquezas. 12(Guímel) Le trae ganancias, no pérdidas, | todos los días de su vida. 13(Dálet) Busca la lana y el lino | y los trabaja con la destreza de sus manos. 14(He) Es como nave mercante | que importa el grano de lejos. 15(Vau) Todavía de noche, se levanta | a preparar la comida a los de casa | y repartir trabajo a las criadas. 16(Zain) Examina un terreno y lo compra, | con lo que gana planta un huerto. 17(Jet) Se ciñe la cintura con firmeza | y despliega la fuerza de sus brazos. 18(Tet) Comprueba si van bien sus asuntos, | y aun de noche no se apaga su lámpara. 19(Yod) Aplica sus manos al huso, | con sus dedos sostiene la rueca. 20(Kaf) Abre sus manos al necesitado | y tiende sus brazos al pobre. 21(Lámed) Si nieva, no teme por los de casa, | pues todos llevan trajes forrados. 22(Mem) Ella misma se hace las mantas, | se viste de lino y de púrpura. 23(Nun) En la plaza respetan al marido | cuando está con los jefes de la ciudad. 24(Sámek) Teje prendas de lino y las vende, | provee de cinturones a los comerciantes. 25(Ayin) Se viste de fuerza y dignidad, | sonríe ante el día de mañana. 26(Pe) Abre la boca con sabiduría, | su lengua enseña con bondad. 27(Sade) Vigila la marcha de su casa, | no come su pan de balde. 28(Qof) Sus hijos se levantan y la llaman dichosa, | su marido proclama su alabanza: 29(Res) «Hay muchas mujeres fuertes, | pero tú las ganas a todas». 30(Sin) Engañosa es la gracia, fugaz la hermosura; | la que teme al Señor merece alabanza. 31(Tau) Cantadle por el éxito de su trabajo, | que sus obras la alaben en público.